viernes, 13 de marzo de 2009

El fin de un mundo: los selk'nam

A mediados de los años 60, una carismática mujer llegó al sur de la Argentina, incentivada por su maestra y arqueóloga Annett Laming-Emperaire, con el previo consentimiento del gran antropólogo francés Levi-Strauss, con quien se encontraba realizando un trabajo de campo en Honduras.

La Dra. Anne Chapman fue reconstruyendo, a partir de testimonios, la cultura y semblanza de los selk'nam (habitantes originarios de la Isla Grande de Tierra del Fuego). Referente importante en el campo de la antropología y perteneciente a una generación pionera en el trabajo de campo etnográfico, presenta El fin de un mundo, exposición fotográfica, histórica y antropológica, que permite evocar la sociedad de los selk´nam (los Onas de los antiguos manuales escolares).


Esta muestra imperdible "tiene un carácter pedagógico, de dar a conocer a aquel extinto grupo, del que sólo quedan en la actualidad descendientes que aunque se sienten selk nam no participaron de esa cultura y no hablan el idioma".


El documental Vida y muerte en Tierra del Fuego y unas 60 fotografías, en su mayoría pertenecientes al antropólogo y religioso alemán Martin Gusinde, conforman el recorrido por esta muestra que da testimonio de esta comunidad de casi cuatro mil habitantes que habitó Tierra del Fuego hasta su exterminio en 1880 y cuya última descendiente directa falleció en 1977.

"Gusinde fue la gran fuente de información de aquella cultura: él estuvo allá entre 1919 y 1924, en varias oportunidades, yo llegué 40 años después e hice lo que pude con los pocos que quedaron; lo mío es un poco seguimiento de lo que hizo él", dijo sobre el antropólogo a quienes los selk'nam llamaban el cazador de sombras por las fotos que les tomaba. Escribió una obra monumental sobre los pueblos originarios de la isla (yámanas, haush y alakalufes, además de selk’nam).

La muestra presta una especial atención a la ceremonia de iniciación a la tribu, el “hain*, que Gusinde pudo presenciar en toda su extensión en 1923 y que supone un auténtico vestigio histórico porque la práctica se dejó de realizar a principios de los años cuarenta.

*representación que duraba meses, durante la cual los hombres encarnaban a una serie de espíritus, disfrazándose y pintándose los cuerpos y en donde cada uno tenía su atributo o papel importante.

El punto de partida de la exposición es la llegada del hombre blanco a la "Tierra de los fuegos", en el siglo XVI, y sus consecuencias para los selk’nam hasta su desaparición progresiva, primero con matanzas indiscriminadas de los soldados que buscaban oro en la zona y después con el proceso de “eliminación” que emprendieron los estancieros en procura de tierras para la cría de ganado. Para 1966 quedaban en la isla trece descendientes mayores de cincuenta años, cuyos padres, señala la antropóloga, “eran en su mayoría blancos o mestizos”.

Se rescatan historias como la del ballenero belga “Maître”, que llevó a un grupo de selk’nam a París para exhibirlos en una jaula, mostrándolos como caníbales salvajes durante la celebración del centenario de la Revolución Francesa, en 1889.

Una de las protagonistas es Kiepja, última chamán de la tribu (con la que Chapman tuvo la oportunidad de convivir durante varios meses) y cuya voz reflejó el drama de un mundo ya aniquilado. Precisamente el año de la muerte de Kiepja, 1966, pone fin al período histórico que se recoge, por entender que con ella murieron los últimos restos de la cultura selk’nam.

Las fotos se suceden descriptivamente. Las ya mencionadas de Martin Gusinde. La estremecedora del rumano Julius Popper en 1886, rifle en diestra con tres secuaces que apuntan al horizonte rodilla en tierra y un selk’nam desnudo y muerto a sus pies. Las que los muestran apiñados en las misiones religiosas, alternativa para no morir de un balazo, cobijo piadoso a cambio de trabajo duro y del contagio de enfermedades mortales contra las que no estaban inmunizados. Y las que sacó la propia Chapman, sobre todo a Kiepja en sus dos últimos años de vida.

A Lola y todos los habitantes originarios de América está dedicada esta exposición. A su manera, nos dicen “yik’wa-vuen, kwa-haspen” (estamos vivos).


Para aumentar el abrigo de los niños, además de una pequeña capa de piel de guanaco joven, la madre selknam lo cargaba en la espalda, debajo de su propia capa.


Lugar:
Centro Cultural Borges (Viamonte y San Martín)-CABA
Días y horario: lunes a sábados de 10 a 21 hs., domingos de 12 a 21 hs. Hasta el 22 de marzo
Entrada: General $10- Estudiantes, docentes y jubilados: $7

1 comentario:

Anónimo dijo...

A través del diálogo con las dos últimas mujeres selk'nam, ella estudió, interpretó y reconstruyó, desde la perspectiva femenina, la estructura social y espiritual de un pueblo extinguido.
No sabía que ustedes hubieran difundido esta muestra
Celine